990 Cambiar hoy para no arrepentirte mañana.
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Siempre te digo que vida y emprendimiento son prácticamente lo mismo y en ambos contextos, para avanzar tenés que actuar. Los humanos estamos hechos para gastar poca energía por eso nos cuesta cambiar, pero es necesario. No hacerlo puede ser mucho, muchísimo más costoso. Cambiá o te vas a arrepentir.
Cambiar para lograr objetivos.
Para adelgazar tenés que cambiar tus rutinas de alimentación, de ejercicio, de mentalidad y otras.
Si querés aprender algo tenés que activar y ponerte a estudiar, disponer de tiempo y energía para esa tarea.
Lo mismo ocurre a la hora de emprender. Es necesario moverse y salir de lo que se denomina “zona de confort” ya que es vital adquirir nuevas habilidades, conocimientos y ejecutar acciones nunca antes realizadas.
No hay avances sin acciones concretas que estén alineadas detrás de tus objetivos de vida o trabajo. Y en la mayoría de los casos para ponernos en acción debemos cambiar, hacer las cosas de modo distinto al habitual.
Cuesta actuar porque cuesta cambiar.
El asunto es que los seres humanos estamos hechos para ahorrar energía, nuestro cerebro es una maravillosa creación que nos ayuda a sobrevivir del modo más eficiente. Al cerebro no le gustan las complicaciones ni los cambios de planes, está bien cómodo haciendo las cosas como siempre. Esta es una de las razones por las que cuesta tanto cambiar.
También hay aspectos culturales, de entorno, las personas que nos rodean, malos hábitos, costumbres arraigadas. Muchos elementos se interponen entre las personas y sus deseos de cambiar.
Cambiar tiene su precio.
Además de lo anterior hay que señalar que nada se obtiene gratuitamente. Cambiar tiene su precio.
Si querés bajar de peso vas a tener que decir que no a muchas de esas comidas (o no comidas) que te gustan. Despedirte de los dulces, de las harinas y el alcohol, por ejemplo. A su vez tendrás que decir “Hola” a las caminatas, el gimnasio, los paseos en bicicleta y a los nuevos hábitos alimenticios.
Para emprender tenés que invertir tiempo, dinero, esfuerzo. Dejar ciertas actividades para dedicarte a otras. Puede que tengas que dejar de salir algún fin de semana, mirar menos televisión, estudiar más, invertir en capacitación, etc.
En muchos casos todo nuevo cambio genera dolor, molestia e incomodidad.
Si estás acostumbrada a comer “comida” chatarra empezar a alimentarte a base de verduras es absolutamente incómodo.
Si sos amante de Netflix y mirás cuanta película o serie se estrena seguramente te va a doler tener que apagar la tele para ponerte a trabajar en tu emprendimiento.
¿Qué pasa con los objetivos de principio de año?
Cada vez que comienza un nuevo año millones de personas hacen sus listas de propósitos del año nuevo. A poco de comenzar ese año la mayoría de las personas abandonan.
Y no tiene nada que ver con la mentira o el engaño. El deseo es genuino, realmente las personas quieren cambiar pero como te dije el cambio cuesta, duele e incomoda.
Sin es necesario enfrentar ese dolor, esa incomodidad. Más vale ahora que lamentarse luego por no haberlo hecho.
Enfrentar el dolor hoy o el arrepentimiento mañana.
Todos tenemos algo que cambiar en nuestras vidas para mejorarlas, alcanzar objetivos, ser más felices, sanos, relacionarnos mejor con los demás, etc.
Estoy seguro de que vos también tenés cambios pendientes, lo que te sugiero es que te ocupes ya mismo, que no lo dejes para más adelante.
El tiempo pasa inexorablemente. Si no cambiás hoy dentro de unos años vas a estar igual o peor y con menos tiempo para pasar a la acción.
Solo tenés dos opciones:
- Ponerte en acción y enfrentar los cambios aunque te incomode hacerlo.
- Enfrentar mañana el dolor de no haber cambiado cuando pudiste.
Hoy el tiempo juega a tu favor, mañana puede ser demasiado tarde para cambiar, para mejorar tu vida, para alcanzar ese objetivo que te ilusiona. Animate a cambiar hoy.
En conclusión.
Si fuese tan sencillo cambiar todos viviríamos mejor, cambiar es complicado pero vale la pena. Puede ser la diferencia entre una vida completa o una existencia desafortunada.
Nadie te obliga a adelgazar, podés quedarte como estás y pasarla “bomba” comiendo lo que te venga en gana, pero lo vas a pagar después.
Si no querés emprender no lo hagas ¿Quien te obliga? Tu vida seguirá como hasta ahora, pero en unos años tu insatisfacción será mayor y cuando mires hacia atrás vas a arrepentirte por no haber cambiado cuando lo podías hacer.
El tiempo no espera a nadie.