527 Los cigarrillos, el tacho de basura y un objetivo.
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Tal vez te suene eso de cigarrillos, tacho de basura y objetivos (título de este episodio) pero no es casual que lo haya elegido. Voy a utilizar una experiencia personal de hace un tiempo cuando estaba queriendo dejar de fumar para demostrar la importancia de tener un objetivo y no olvidarlo nunca.
El título de este episodio.
Tal vez te suene eso de cigarrillos, tacho de basura y objetivos, pero no es casual, que lo haya elegido.
Hoy te traigo un tema, un ejemplo de mi propia cosecha y no lo hago para hacer autobombo, lo hago con la esperanza de que pueda servirte de inspiración o de ejemplo así como otras historias de vida me sirvieron en momentos complicados en los que no encontraba una salida.
El cigarrillo.
Empecé a fumar cuando tenía más o menos unos 20 años y siempre que quise dejar de fumar me fue sencillo.
Recuerdo que mientras vivía en Miami en una de esas ocasiones estaba por cumplir años y me dije: – El día de mi cumpleaños dejo de fumar. Y lo hice sin problemas.
Volví a la Argentina sano, sin el vicio pero finalmente empecé a fumar nuevamente y esta vez fue mucho peor.
Fumaba todo el día, al irme a dormir y al despertarme. Llegué a prender un cigarrillo con lo que quedaba del que acababa de fumar. Un desastre.
El asunto era que a diferencia de la vez anterior en esta oportunidad ya no podía dejarlo de un día para el otro.
El tacho de basura.
Me había hecho tan adicto al cigarrillo que por más que intentaba dejarlo apenas aguantaba algunos días o pocas horas.
Una vez no compré para no fumar y sin embargo a media mañana salí disparado al quiosco. Compré un atado, fumé apenas un par y el resto del paquete lo hice un bollo y lo arrojé al fondo del tacho de basura.
Por la noche, sin cigarrillos y desesperado revolví toda la basura para recuperar ese paquete. Encontré dentro del atado los pedazos mojados, sucios y con olor a basura. Los armé y los fumé.
Había tocado fondo.
Un objetivo claro.
Aunque daba un paso adelante y dos atrás mi objetivo de dejar de fumar siempre estuvo vivo.
Esta fue la razón por la que finalmente pude, un par de años después, dejar el vicio.
Pasé momentos difíciles, días en los que mi fuerza de voluntad sufría una derrota tras otra y sin embargo nunca perdí de vista mi objetivo.
Es por eso que hoy te traje este episodio, para contarte mi historia, para traer con un ejemplo real y de mi vida esta enseñanza que creo que vale oro.
No importa las dificultades que encuentres a lo largo del camino, si tu objetivo es claro y la decisión de alcanzarlo es fuerte más tarde o más temprano lo vas a poder hacer.
Gracias a mantener la decisión firme en mi mente pude dejar de fumar y nunca más volví a hacerlo.
En conclusión.
No somos superhéroes, somos personas de carne y hueso a las que nos pasan cosas y no siempre tenemos la fuerza o energía para dar una batalla ganadora.
Lo importante es no bajar los brazos. Nunca te digas que no podés, que lo intentaste pero que no se puede.
Si tu deseo de cambiar tu vida para mejor es lo suficientemente fuerte lo vas a poder lograr. Todos tenemos “un as en la manga” en mi caso sabía que podía perder batallas pero que finalmente iba a ganar esta guerra.
Te invito a que ante cualquier situación similar en tu vida lo mires desde esta perspectiva. No aflojes, date tiempo, seguí firme en tus objetivos y vas a ver que la victoria es tuya.
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