1325 Elegí creer que podés.

En el camino del emprendimiento y en la vida misma, nos encontramos con obstáculos y enemigos a enfrentar. Los peores (tanto obstáculos, como enemigos) son los que surgen de nuestras propias cabecitas, de nuestros miedos, de nuestra historia, de la imagen que tenemos de nosotros mismos. Para vencer tenemos que creer que podemos.

Bienvenid@s a otro episodio.

Bienvenida y bienvenido a marketing para gente como uno.

Soy Carlos Malfatti, Consultor de Marketing y nos encontramos otra vez para hablar de Marketing, Emprendimiento, Redes Sociales, Contenidos, Publicidad y todo lo que tenés que saber para llegar a más personas, captar más clientes y vender más en internet.

Transcripción del episodio.

Elegir Creer en Uno Mismo.

Lunes en el que vuelvo a hablarte o a tocar temas de emprendimiento que también están bastante cercanos a lo que es el desarrollo personal y tiene que ver con esta idea cuyo título lleva el episodio de elegir creer que podemos.

Como bien dije en la introducción nos ocurre en el emprendimiento y en la vida también que nos vamos a enfrentar con obstáculos con miedos vamos a tener dudas vamos a pensar que no tenemos la capacidad las habilidades o el conocimiento para salir airosos y salir vencedores o vencedoras al enfrentar este tipo de cosas que nos ocurren.

Gran parte de las limitaciones son auto limitaciones obedecen a historias que tenemos en nuestra propia cabeza que a veces están basadas en lo que nos pasó antes o en la imagen que tenemos de nosotros mismos.

La Fuerza de la Creencia.

Y esto, la verdad es muy jodido, pero así como es jodido también tiene solución.

La solución es justamente lo que lleva de título este episodio: elegir creer que podemos independientemente de los golpes que nos peguemos, de lo que cueste hacer esos cambios necesarios.

Lo importante es jamás perder de vista el norte, aquello que queremos lograr y aceptar, aún no estando del todo seguros de que vamos a poder.

Como dicen por ahí, «quien esté libre de pecado que tire la primera piedra» y yo no lo estoy. Por lo tanto, voy a contarte dos episodios muy breves de mi propia historia personal.

Mi batalla para dejar de fumar.

El primero tuvo que ver con dejar de fumar.

Yo hace unos años fumaba más de dos atados de cigarrillos por día, a veces hasta dos atados y medio. Me iba a dormir fumando el último cigarrillo, me despertaba y tenía los cigarrillos al lado de la cama. Era lo primero que hacía.

Llegué a prender un cigarrillo con otro, terminar un cigarrillo y prender el que seguía con el que se estaba terminando. Horrible, la verdad, y muchas veces dije, «tengo que dejar».

Durante mucho tiempo rondó en mi cabeza la idea de dejar de fumar, pero no podía dejar de fumar. Llegué al extremo de agarrar el atado de cigarrillos, estrujarlo todo, tirarlo al tacho de basura durante el día (tirar basura, la hierba del mate, restos de comida), y a la noche, porque no compraba para no fumar, ir desesperado a revolver el tacho de basura y armar los cigarrillos que habían quedado en el fondo, todos aplastados y estrujados.

Y sin embargo, pude dejar de fumar un día, dije «basta» y se terminó.

Mi batalla para bajar de peso.

Te cuento otro ejemplo. Hace un tiempo salía con alguien. No era algo formal, sino que la vida nos juntó y como lo pasábamos súper bien, bueno, salíamos.

Ella me regaló una camisa. Resulta que la compró porque le gustó, la vio por ahí y la compró. Me la trajo, «mira, te traje una camisa».

Cuando me la probé, parecía un matambre porque yo estaba un poquito gordo. Y no me quedaba bien. Su reacción fue, «dejá que te la cambio». Y mi respuesta fue, «no, voy a adelgazar».

La cuestión es que durante dos años, esa camisa estuvo colgada del barral de la cortina de mi habitación.

Ya en la ventana, la camisa negra, colgadita de una percha, porque no me entraba y estaba colgada ahí, justamente como recordatorio de mi decisión de adelgazar.

Ella insistió varias veces, «¿por qué no cambiás la camisa por otra cosa, por una remera, por no sé qué?». No, porque quiero adelgazar.

Finalmente, adelgacé, pero el tema es que adelgacé tanto que ya no me quedaba bien, me quedaba grande.

Nunca darse por vencido.

Pero, ¿qué puntos de contacto hay en común entre estas dos historias?

Que nunca cedí ni un milímetro, jamás me di por vencido.

Aún en los peores momentos, aún escarbando en el tacho de basura buscando las colillas o los cigarrillos aplastados, siempre supe, casi de modo, si se quiere, hasta irracional, que iba a poder.

No sabía cómo, no sabía cuando, casi te diría que no sabía si iba a poder, pero elegí creer que sí, que iba a poder, que iba a poder dejar de fumar, que iba a poder adelgazar.

Siempre pienso que voy a lograr lo que me propongo.

Hoy mismo hay muchas cosas que no estoy haciendo bien, hay otras que ni siquiera las estoy haciendo, pero, sin embargo, más allá de quizás sentir incomodidad al reconocer que podría haber hecho las cosas mejor o que podría estar haciendo las cosas de modo distinto, en mi cabeza y en mi corazón está presente eso de que lo voy a lograr. Dentro de un mes, dentro de dos, dentro de cinco años.

Y esto es lo que me mantiene activo, esto es lo que posibilitó que, con más de 50 años, todavía esté soñando, todavía creo que puedo lograr mis sueños.

Elijo creer que puedo ir por más, en el aspecto físico, en la parte de la educación, en la faz profesional, en la faz económica.

Y reitero, te lo está diciendo a alguien que no está del todo conforme, sí agradecido por su presente, pero no del todo conforme.

Pero de lo que sí estoy seguro es que así como lo hice en esas dos oportunidades que te conté y en tantas otras, no me doy por vencido.

Elijo creer que puedo, sin importar lo que opinen los demás, y más importante aún, sin importar lo que opinan las voces que están en mi cabeza, esas vocesitas que a veces aparecen y nos dicen que no vas a poder, que ya no es tiempo, que se te pasó el cuarto de hora, que así sos, que toda la vida fuiste así, que eso es porque te pasó tal o cual.

No Escuchar las Voces Negativas.

No escuches nada de eso, nada.

Todos podemos cambiar, y si este episodio fuera un poco más largo, podría hablarte incluso de la neuroplasticidad, porque hasta científicamente está comprobado que podemos cambiar.

Entonces, nuevamente, haciendo honor al título de este episodio, independientemente de cuáles sean tus obstáculos, independientemente de lo que estés sufriendo, independientemente del tiempo que haga que estás luchando por sacarte cosas de la cabeza y más podido, no te des por vencida, no te des por vencido, elige creer que puedes.

En fin, espero que este episodio haya sido de utilidad para vos.

Es todo por hoy, pero no por mañana, porque mañana nos volvemos a encontrar.

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