1781 El cementerio está lleno de gente con buenas ideas.

¿Tenés mil ideas geniales para tu negocio pero no concretás ninguna? Te explico por qué las ideas solas no valen un pomo y cómo el miedo a la acción te está matando el potencial. Si querés resultados, ¡mové el culito!

Bienvenid@s a otro episodio.

Bienvenida y bienvenido a marketing para gente como uno.

Soy Carlos Malfatti, Consultor de Marketing y nos encontramos otra vez para hablar de Marketing, Emprendimiento, Redes Sociales, Contenidos, Publicidad y todo lo que tenés que saber para llegar a más personas, captar más clientes y vender más en internet.

¿Tu cabeza es un cementerio de ideas brillantes (que nunca ven la luz)?.

Hola, ¿cómo va? Hey, sos de los que tienen la cabeza llena de ideas brillantes para su negocio, de esas que decís, con esto la rompo, pero después, ¿qué pasa? Después, ¿qué pasa? Seguramente no pasa nada. ¿Y sabes por qué? Porque las ideas ahí quedan, juntando polvo en un rincón del marulo. Hoy voy a decirte por qué. El cementerio, ese lugar a donde vamos finalmente, está hasta el tope de gente con buenas ideas. Y a darte algunas sugerencias para que no te ocurra, para que cuando llegue tu hora, al menos hayas hecho algo.

Las ideas no valen una mierda (si no las ponés en práctica).

Muy bien, como te decía, hoy vengo a hablar de ideas. ¿Por qué? Bueno, porque en el mundo del emprendimiento todavía, parece mentira, pero todavía esto de la idea millonaria sigue cautivando a más de uno o a más de uno. Hay quienes todavía piensan que el éxito es producto de tener una idea brillante, una idea que se te ocurre, no sé, cuando te estás duchando, por ejemplo.

Y la verdad, prepará las orejitas, que lo voy a decir de una manera que no te vas a olvidar. Las ideas no valen una mierda. O sea, la idea sola, me refiero. No digo que no haya buenas ideas, porque todo surge a partir, o todo lo que vemos ha surgido a partir de una idea. Pero la idea per se no vale, está lleno de ideas.

Y antes, bueno, bastaba con poner cualquier canal de YouTube o podcast para encontrar o escuchar ideas de negocios. Y ahora ni hablar con la inteligencia artificial. Che, dame ideas para hacer así, asá, con poco presupuesto, con mucho presupuesto, online, físico, ideas sobran. Entonces, ¿dónde está el diferencial? Bueno, en la ejecución. Para poder saber si una idea vale o no vale nada, hay que ponerse en acción, ponerla en práctica y contrastarla con la realidad. Y esto es realmente lo que vale.

El club de las buenas ideas vs. la realidad de la ejecución.

No solamente porque pones en acción eso y porque la bajás al mundo de lo real, sino por todo lo necesario para que esa idea florezca. Porque incluso siendo una buena idea, si la implementación, si la ejecución es mala, no sirve. Entonces puedo concederte que haya ideas mejores que otras, pero son apenas el punto de partida. Y obviamente todos necesitamos partir desde una idea. Pero ese es el primer paso.

¿Qué ocurre? Que mucha gente celebra la idea. La gente que no se anima, la gente que se queda, la gente que, o bien por holgazanería, o por fiaca, o por miedo al éxito, o por miedo al fracaso, o por lo que sea, por perfeccionismo, se contenta con la idea. Dice, bueno, se me ocurrió esta idea. Entonces es como que saborean de antemano el éxito. Y ahí quedan. Se quedan con una idea, con otra idea, con otra idea, y nunca llegan a nada. Por eso digo, el cementerio es un lugar que está lleno de gente que partió de este mundo con la cabeza llena de buenas ideas, pero sin ningún logro concreto.

Entonces, ¿las ideas son importantes? Bueno, ponele que sí, sin ideas no hay nada que se pueda lograr, porque partimos desde una idea. Luego, como acabo de decir, hay mejores ideas. Hay ideas que son buenas, hay ideas que son regulares, hay ideas malas, hay ideas que son súper buenas, rompedoras, estamos, pero hay que mover el culito, hay que mover las patitas y empezar a actuar, porque si no, esto no funciona, no funciona para nada.

Dejá de coleccionar ideas y empezá a implementar una (¡hoy mismo!).

Entonces, si vos sos del club de las buenas ideas, que decís, ah, me encanta, tuve esta idea, no sabés, yo te invito a que te dejes de dar vueltas, y te dejes de pavear, y que te pongas a implementarla lo más pronto posible, lo más rápido posible, dentro, obviamente, de cierto contexto.

Por eso existe eso de proyecto mínimo viable, es decir, bueno, voy a desarrollar esta idea lo más sencillo posible, lo más rápido posible, de la manera más simple, para validarla en el mercado. Entonces, la gracia de esto es no tener muchas ideas, sino tener una e implementarla. ¿Funciona? Bárbaro. ¿No funciona? Listo. Que pase la que sigue, en vez de quedarte rumiando ideas de supuesto éxito, y ya con eso te tirás al sillón lo más ancho, y dices, ah, se me ocurrieron mil ideas. No sirven de nada.

Entonces, primero, deja de coleccionar ideas, como si fueran figuritas. Agarrá una idea, concéntrate en esa idea, y apartá las demás. No sé, anótalas en un cuaderno, selecciona esta, y estas las dejo.

Planificá simple, poné fechas límite y mové las patitas.

Hace un borrador. No hagas un plan de acción de mil páginas, porque esto también es otra constante. Ya voy a hacer un episodio hablando de planes de acción. Hoy el mundo va demasiado rápido, muy rápido, como para ponerte a perder tiempo en hacer todo un documento de decenas de páginas. Primero voy a hacer esto, aquello. A ver, obviamente hay que ser ordenado, hay que definir prioridades, hay que establecer espacios en tu calendario para atacar esas prioridades. Pero tenés que hacerlo lo más sencillo posible para evitar que la propia diagramación de ese plan no termine siendo algo que te juegue en contra.

Entonces, ¿cuál es el primer paso real y concreto que, no mañana, hoy mismo podés hacer para avanzar con esa idea? Bueno, y ponete con eso. Fecha límite. Alguien que sabe mucho de fechas límites es Elon Musk. Yo que leí la biografía de Samuel, creo que era Erickson el apellido, no me acuerdo, pero la biografía de Musk, el tipo ponía unas fechas límites absurdas, totalmente absurdas. Y por lo general no llegaba a las fechas límites. Pero eso, de todas maneras, servía para poner a mover las patitas a todos los equipos. De manera que no llegaba al día establecido, pero terminaba llegando al objetivo. Y esto es bueno. Entonces, fecha límite. No digas, bueno, voy a hacer esto. No, no. Tenés que decir, ¿cuándo tiene que estar hecho?

No te enamores de tu idea: la realidad la va a transformar (y está bien).

Otro punto súper importante y muy relacionado con lo de las buenas ideas, entre comillas, es el enamorarse de la idea. Si nunca emprendiste, no lo sabes. Pero si emprendiste, la idea va a cambiar. Va a cambiar. Es lo normal. Es lo normal que lo que se te ocurre en la cabeza pueda que no se concrete del mismo modo.

Nosotros solemos decir, el papel lo aguanta todo. Y justamente está relacionado con esto que te digo. Vos podés tener una idea, pero luego el mercado, lo que sea, la realidad, tus debilidades, las habilidades que tenés o las que no, tus recursos, podrán marcar o van a marcar, mejor dicho, el paso y te dirán, bueno, esto sí, esto no, esto sí, esto no. Y no tiene nada de malo.

El éxito no es tener ideas, es hacerlas realidad a pesar de todo.

Y por último, move, move el culito, move las patas, probá, testeá, rompete los cuernos contra la pared. Así es como realmente eso que vos considerás que es una gran idea va a demostrarte si efectivamente era buena, era súper buena, era una idea más o menos, o por lo menos algo que te sirvió.

El mundo está lleno de gente que con tal de captar la atención de quienes no tienen experiencia y venderle una realidad mágica y sencilla en la que solo basta con tener una idea y decírselo a un tipo que tiene plata o andás a ver qué o que te descubran y te haces millonario. Bueno, eso no existe, no existió nunca y nunca va a existir.

Lo que va a existir siempre y lo que te va a llevar al éxito independientemente de cuál sea tu idea de éxito es eso que se te ocurrió ejecutarlo, ponerte en acción, superar obstáculos, mejorar, testear y ahí realmente vas a poder confirmar si la idea funciona o no.

Chau, chau y gracias por estar.

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