1762 Si tu negocio es una cárcel ¿para qué emprendés?

¿Emprendiste buscando libertad y terminaste laburando el doble por dos mangos? Te enfrento a esa dura realidad: tu negocio puede ser tu propia cárcel. Descubrí por qué pasa y cómo el marketing de verdad es la llave para romper los barrotes y recuperar tu vida.

Bienvenid@s a otro episodio.

Bienvenida y bienvenido a marketing para gente como uno.

Soy Carlos Malfatti, Consultor de Marketing y nos encontramos otra vez para hablar de Marketing, Emprendimiento, Redes Sociales, Contenidos, Publicidad y todo lo que tenés que saber para llegar a más personas, captar más clientes y vender más en internet.

La ilusión de emprender vs. la pesadilla del autoempleo.

Hola, ¿cómo va? Che, ¿te acordás por qué arrancaste a emprender? La ilusión de libertad, de ser tu propio jefe, de manejar tus tiempos. Pará la oreja, porque para la mayoría, esta ilusión se convirtió en una pesadilla silenciosa de laburo sin fin y además de bolsillos vacíos. Una verdadera calamidad. Hoy vengo a hablarte de esto que rara vez te lo cuentan los que vienen a hablar del sueño de emprender.

¡Bienvenida y bienvenidos! Soy Carlos Malfatti y esto es Marketing para gente como uno. Hoy es martes 13 y es un buen martes 13 para hablar de estas cosas que realmente asustan. Estamos en el episodio 1700, iba a decir 1600, 1762 y como te decía recién, voy a hablar de esta triste realidad. Cuando tu negocio termina transformándose en una cárcel personal.

Y hablando de cárceles y de querer escaparse, si necesitás un plan de fuga para ese negocio que te tiene encarcelado, Bueno, acordate que para mejorar tu vida necesitás guita. Para ganar guita necesitás vender y para vender, como ya no estamos en 1980, necesitás marketing. Un marketing de verdad, por eso dejá de dar vueltas y pasate ahora mismo por carlosmalfatti.com. Contame sobre tu negocio en el formulario y te responderé a la brevedad. Voy a decirte cómo puedo ayudarte a mejorar tu vida mejorando tu negocio gracias al marketing.

El sueño de Disney vs. la cruda realidad del emprendedor.

Y bueno, hablando de mejorar tu negocio, vengo a hablarte en este martes 13 de la ilusión versus la realidad. Uno arranca un negocio pensando que es, no sé, una película de Disney. Que voy a ser mi propio jefe, que voy a tener libertad total, voy a trabajar 4 horas, voy a ganar dinero, me voy a ir de viaje, me voy a comprar de todo y voy a ponerlo en Insta y decir, hola chicos, alcancé la libertad financiera, me va súper bien. Y sabés qué, esto no funciona de esta manera. No, pero sigo un montón de gente, sí, seguís un montón de gente que te dice que podés vivir por el mundo viajando y no sé qué. Te aviso que alguna hasta cae presa. Dejemos de vender humo, por favor.

La mayoría, el 90, el 91, el 92, el 95% de la gente termina laburando el doble que sus empleados. No desconectan jamás. Ganan menos en algunos casos que si laburaran para otros y con el triple de estrés. Seguro que te suena. ¿Por qué? Pues le pasa a casi todo, porque están todo el día apagando incendios, todo el día lidiando con gente infumable, todo el día con bolonquis, con clientes ratas y con un montón de cosas. Y la libertad, bueno, a la mierda, bien gracia. La libertad no existe. Terminaste convertido o convertida en esclavo de tu propio bolonqui, de tu propio negocio que está patas para arriba.

La trampa de la esclavitud autoimpuesta.

Y esto lo veo todos los días. Gente quemada, gente frustrada, porque, salvo excepciones, ¿no? Pero cuando vos laburás para alguien, listo, termina el horario, pingui, me voy a mi casa y me olvidé. Desconecté, me desenchufé hasta el otro día. Llega fin de mes, tiqui tiqui, voy hasta el cajero, tarjetita, retiro el sueldo y a otra cosa mariposa. Pero cuando emprendés, si no hacés las cosas bien, no hay guita en el cajero. Hay deudas y además no hay desenchufe posible.

Y acá el asunto no es que emprender sea una cagada. No, está buenísimo. Si no, yo no sería tan gil de emprender. Soy gil por otras cosas, pero no por eso. El tema es que te tires a la pileta sin saber nadar, sin estrategia. Y que además tengas una mentalidad cerrada y trates de hacer lo mínimo posible, cuando en realidad tenés que hacer lo máximo para salir de esa cárcel. ¿Por qué? Porque hoy, afortunadamente, la tecnología, los sistemas, que la inteligencia artificial, que el marketing, que los contenidos, que las redes, la automatización, hay muchísimo que hoy nos puede ayudar a salir de esa cárcel. Y la pregunta es, ¿vos por qué no salís? Yo qué sé. Tendrás un crayón en la cabeza.

Pero ¿cuánta gente se queja? No, que no se vende nada. No, que los clientes no sé qué. No, que no me quieren pagar por mi laburo. Bueno, ponete las pilas. Aprendé, ahorrá, tratá de invertir. Invertí en una herramienta, invertí en un curso, invertí en un mentor, invertí en una consultoría. Es la única manera de salir.

El mal del emprendedor: Desorganización y falta de adaptación.

Porque si vos tenés un negocio, y no importa lo que factures, no importa si tenés un kiosquito, si tenés una zapatería, tres carnicerías o una pyme, da igual. Yo conozco gente de todo tamaño, con negocios grandes, pequeños, con, sin empleados, con trayectoria, sin trayectoria. Y la mayoría sufren de lo mismo. Desorganización, caos, todo el día apagando fuego, son hombres o mujeres orquesta, no saben delegar, no aplican tecnología, no tienen marketing, no hacen buenos contenidos, no entienden un carajo de qué va esto.

Y yo digo, en cada episodio, cuando arrancamos, ya no estamos en 1980. En 1980 era relativamente fácil. Por supuesto, la barrera de entrada para poner un negocio era muy distinta. No cualquiera ponía un negocio. Por cosas que ya mencioné. Que tenías que alquilar un local, tenías que encontrar a los proveedores, que no sé qué. Había como una especie de competencia de cercanía. La gente compraba en los negocios de cercanía. Había una época en la que casi el único que tenía teléfono era el que tenía un negocio, o la policía, o el hospital. No era el mundo de hoy. Entonces, bueno, costaba entrar, pero una vez que entrabas, tenías ahí. Tu bolichito con tus clientes y hacías la plancha. Listo. No tenías que ser un joraca. Simplemente acordarte que al otro día tenías que levantarte para abrir la puerta. Pum, se acabó.

Y yo vivo en una ciudad que supo aprovechar esa situación. Aquí en la Argentina, la ciudad de Mar del Plata, es un claro ejemplo de mucho comerciante que se acostumbró a ese modelo de venta, que es la noventa, es simplemente abrir la puerta y que entre, que durante décadas dejó cantidad enorme de dinero en esta ciudad. Venía el turismo y vos tuvieras un negocio bueno, regular, una cagada atómica, algo vendías. Tenías un barcito, vendías. Tenías un balneario, vendías. Tenías un bolichito, vendías. Tenías una discoteca, se te llenaba. Todo funcionaba. Además, obviamente, que era otro contexto económico. Estoy hablando antes de las grandes crisis que sufrimos. Había dinero en la guita, la gente ganaba más o menos bien, y todo se llenaba. Y se llenaba sin que tuvieran que hacer una mierda. Simplemente abrir la puerta. O prácticamente, con solo abrir la puerta, tenían un negocio rentable. Bueno, hoy no es así. Hoy competís con el de enfrente, con el de la otra ciudad, con el del otro país, con el chino que fabrica todo lo que venden los demás, que es lo mismo que vendés vos.

La cárcel autoimpuesta: No querer invertir ni cambiar.

Entonces, muchas veces, la cárcel de tu negocio no es una cárcel de la que no se puede salir. Es una cárcel de la que no podés salir vos o no querés porque no hacés las cosas que hay que hacer. Ah, no, yo no quiero invertir. Ah, yo no quiero pagar por Canva. Ah, yo no quiero pagar por esta herramienta. Ah, quiero CapCut gratis. Ah, quiero, no sé, el webinar. Me voy a… Ah, no, ese curso, ¿qué es? ¿De marketing? Sí, es gratis. Ah, no, entonces no lo miro. Bueno, andá a cagar. Si querés todo servido.

De hecho, hasta lo tenés gratis. ¿Cómo te pensás que empecé yo? ¿Cómo te pensás que mucha gente empezó? Y mucha gente creó sus comunidades a partir de crear contenido. Este mismo podcast, 1.762 episodios, enseñando cada día, desde hace más de seis años, cuestiones relacionadas con el marketing y complementarias. Marketing, contenido, diseño web, página web, no sé qué, qué Instagram, qué publicidad. Si vos te escuchás los 1.762 episodios, es un máster. Es un máster de todos estos temas.

Entonces, no me digas que, no, no hay salida, la gente no tiene un mango, no se vende, solo llegan clientes ratas. Y claro, porque no movés el culo. Por eso tu negocio está como está, por eso vivís encarcelada, preso de un negocio que no funciona bien, que te deja muy poco.

Exprimiendo el limón: Cómo sacarle el jugo a tu negocio.

Recuerdo haber hecho un taller este año y donde usaba la analogía del limón, la mayoría de los dueños de negocio la pasan mal porque no le sacan jugo a su negocio. Yo decía, el negocio es como un limón, lo tenés que exprimir, sacarle el máximo rinde. Ahora, ¿cómo se saca ese máximo rinde? Quedándote ahí mirando TikTok, boludeces y no, la gente no compra, no sé qué, la gente busca precios. No, se sale, le sacás el máximo rinde a tu negocio, lo exprimís al máximo, entendiendo cómo es el juego.

Y esto, por si no lo sabés o por si no lo advertiste, hay gente que lo hace y lo hace muy bien. Siempre doy ejemplo. A ver, esto es, todo el mundo lo sabe. Hay abogados que apenas llegan a fin de mes y hay estudios de abogados que se forran. Hay arquitectos que tienen dos o tres obritas y van contando las monedas y estudios de arquitectura que funcionan maravillosamente bien. Hay gente que tiene un Instagram y sube boludeces que no la ve nadie y hay gente que tiene un Instagram que se cansa de vender y de crear comunidad y de tener cientos o miles o decenas de miles de seguidores. Y algunos ni siquiera tienen muchos seguidores. Venden porque saben vender y porque entendieron el juego.

El camino a la libertad: Invertir, aprender y actuar.

Entonces, si tu negocio es una cárcel, tenés dos caminos. Decís, bueno, me quedo acá hasta que me muera o espabilás, mové las patitas, mové el culito, ponete a laburar, ponete a aprender, invertí para salir de ahí y tener un negocio que verdaderamente te rinda. Yo no lo digo en joda cada vez que abro el episodio si querés mejorar tu vida, tenés que tener un negocio y vender más y hacer marketing. Es que es así. Si tu negocio rinde el doble de lo que te rinde hoy, tu vida va a mejorar necesariamente. Y si así no fuera, peor te va a ir si tu negocio rinde cada vez menos. Porque esta es la realidad de la mayoría de los dueños de negocio y esa ilusión de ah, y arranco un negocio para no sé qué, no sé cuánto, la libertad. Sí, la libertad las bola. Terminás peor de lo que empezaste. Más vale, buscate un laburo.

Entonces, reflexioná. Este es un episodio para que te pongas a pensar. Vuelvas hacia atrás y digas, pucha, cuando me decidí a poner un negocio, qué tenía en el valero, qué pensaba, qué me imaginaba, cuál era mi ilusión, mis sueños, cómo anticipaba ese futuro. Si es que lo hiciste, obviamente. Pero uno tiene, por supuesto, esa pequeña ilusión cuando va a hacer algo. Bueno, acordate de ese momento y comparalo con tu realidad. Si tu realidad es mejor, bueno, tal vez tengas que venir vos a darme cátedra a mí y está bien. Pero si tu realidad es peor, bueno, momento de activar, de invertir, de mover.

Esto es importante. Invertí en tu negocio, invertí en vos, tratá de cambiar esa realidad que hoy te asfixia. Porque hay formas de hacerlo y hay ejemplos concretos de gente que tiene negocios que funcionan bien y no son esclavos. Y no te digo de irte cinco veces al año a Europa, aunque también podría ser. No necesariamente, pero por lo menos llegar a fin de mes y que te sobre, por lo menos que no vivas con estrés, por lo menos que puedas tener más o menos un panorama de lo que vas a vender el mes que viene y el que sigue y el que sigue y tengas un sistema para captar clientes y tus clientes vengan por valor y no por precio. Hay mucha gente que lo hace bien, pero la mayoría lo hace para el culo y por eso están en la cárcel del negocio. Así que atenti con esto.

Despedida.

Amigas y amigos, todo lo bueno llega a su fin y este episodio no es la excepción. Si te gustó, dejame 5 estrellitas en Spotify y compartilo con alguien a quien le pueda servir. También podés dejarme un comentario que responderé a la brevedad. Por lo pronto no tengo más que decir por hoy, pero sí por mañana, porque mañana nos volvemos a encontrar. Eso sí, antes de irme, recordá, ponete en acción porque el tiempo no perdona. Chau chau y gracias por estar.

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