479 ¿Publico o no publico mis precios?
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Publicar los precios o no publicar los precios, esa es la cuestión. En el mundo emprendedor esta pregunta es una de las más frecuentes y en este episodio trataré de echar luz sobre la misma aunque ya te adelanto que en la mayoría de los casos te recomiendo que pongas los precios, no ganas nada con el misterio
Bienvenid@s a otro episodio.
Bienvenida y bienvenido a marketing para gente como uno.
Soy Carlos Malfatti, Consultor de Marketing y nos encontramos otra vez para hablar de Marketing, Emprendimiento, Redes Sociales, Contenidos, Publicidad y todo lo que tenés que saber para llegar a más personas, captar más clientes y vender más en internet.
Hoy es miércoles 26 de agosto de 2020, estamos en el episodio 479 y vamos a hablar de publicar o no publicar los precios de tus productos o de tus servicios.
Mi opinión ya te la adelanté en la descripción del episodio, porque opino que en los tiempos que corren no hay tiempo que perder. Además, vivimos todos a una excesiva velocidad. Y cuando digo todos, digo uno mismo y nuestros posibles clientes, por lo tanto.
Esto está más que probado y lo he mencionado en varios episodios. Cuando hablo de diseño web, en la medida en que nosotros le facilitemos las cosas a nuestros clientes, en esa medida convertirán, en esa medida tendremos más ventas, mayores ingresos. Y por supuesto, si hicimos bien las cosas, mayor rentabilidad. En la medida en que le compliquemos la existencia, esto va a ir en sentido inverso. Perderemos posibles clientes, perderemos ventas y habremos hecho mucho trabajo para pocas conversiones.
Hay mucha gente que defiende esto de no publicar los precios. Algunas cosas que uno puede ver por ahí o que le comentan o que le responden cuando plantea lo de che, por qué no pones los precios?
Una de las cosas es en Argentina aumentan los precios. Acá hay inflación. Si publico, después los precios quedan defasados. Bueno, sí, entiendo, entendemos, porque además vivo acá, Argentina o cualquier país que padezca este flagelo de la inflación. Sí, la inflación es un problema, pero el problema acá no es la inflación. El problema es que vos estás haciendo mal las cosas. El problema es que vos estás utilizando una plataforma de terceros que puede ser una red social o que puede ser un WhatsApp. Estás enviando una información en un sitio donde esa información no puede actualizarse de forma fácil. En cambio, si vos hicieras la estrategia correcta, que es decir, miren, esto es lo que yo ofrezco, les interesa, pinchen en el enlace, hagan clic para ir a la web donde ahí están los precios actualizados porque tampoco es que suban de un día para el otro todos los días. A veces sí, sube semana tras semana o cada mes. Pero bueno, son unas frecuencias que nos permiten actualizar los precios. Sí, pero ahora no podés actualizarlo en Instagram. Bien, pero en tu web sí, entonces no le eches la culpa a la inflación, sino que es un problema de que estás haciendo mal las cosas.
La otra, bueno, es un clásico, mi competencia verá mis precios. No hay forma de evitarlo. Si vos no publicás tus precios, porque para que no lo vea la competencia, no le cuesta nada a tu competidor crearse un perfil falso o decirle, no sé, al dueño del negocio, decirle a la novia, che, métete y pregunta a ver cuánto está tal cosa. ¿Cuánto puede tardar? ¿Un minuto? Lo que tardes vos en responder. Entonces, ¿dónde está ese misterio? Y además, y esto, bueno, da para hablar con mayor profundidad, lo he dicho, si vos vas a competir con precios, ahí tenés un gran problema. Hagas lo que hagas, estás caminando por el precipicio. Bastará que alguien, no sé, lo venda un 2%, un 5%, un 10% menos que vos y ya está, te quedaste sin negocio. Por lo tanto, el problema acá no es que vos publiques los precios. El problema es que estás saliendo a ofrecer algo por precio en un mercado hiper saturado, donde la mayoría de la gente ofrece lo mismo, algo similar o un sustituto de aquello que estás ofreciendo. Así que en este caso no es el problema del precio mostrarlo o no mostrarlo. El problema es otro.
Si publico los precios, la gente no interactúa. También he escuchado. Y prefiero que me consulten por privado, así me conocen y les vendo más. Sí, pero vos imaginá que entran a tu red social 100 personas y de las 100 tal vez 4 te preguntan. Claro, y te da esa sensación de que, ah, que bueno, como yo no tengo los precios, me preguntan, entonces me presento y charlamos y les vendo. Claro, pero se te fueron 96 sobre 100.
Ojo, los números los estoy inventando, pero quiero que entiendas el concepto.
La mayoría de las personas, si no está el precio, se van. O sea, me voy a otro lugar donde sé que está el precio. Lógicamente, como todo en marketing digital, depende el sector, depende de qué te dediques, cómo es tu cliente, cuáles son las plataformas, cuáles son los canales, cuáles es tu publicidad y un montón de variables. Pero en términos generales siempre es mejor.
Por qué? Primero porque facilita el proceso de venta. Ingresa a tu perfil de red social por decir algo y ve tus productos y le gusta no sé qué y ya ve el precio. Ya está, le estás facilitando las cosas. No sentís esa frustración de tener que mandar un mensaje privado y preguntarte y que le conteste, que no le conteste y que justo vos le contestas cuando no se está trabajando o está en el baño o está en el colectivo o cuando el nene que estaba sentado en la sillita tomando la sopa se le cayó de cabeza. Entonces mejor el precio.
Otra cosa, si no ve el precio, mucha gente pierde el interés porque piensa mil cosas, mil cosas que no son acertadas, pero las piensa, las pensamos como consumidores.
Otra cosa, y que esto va en orden a lo anterior, tener un precio facilita y ahorra tiempo a ambas partes. A vos como vendedora o vendedor porque no tenés que estar cada vez que te manda un mensaje. ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? Mirá, te cansaste de que lo diga, van cinco más. ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? ¿Cuánto sale? Imaginaste si te cansaste de escucharme a mí lo que te vas a cansar escribiendo el precio para cada una de las personas que te preguntan. Entonces es mejor poner el precio.
Además, otra cosa que también hemos hablado, el precio hace las veces de filtro. En algunos rubros y para algunos productos o servicios es mejor poner precio. Me disco al Community Manager, hago gestión de redes sociales. ¿Cuánto sale? ¿500 dólares por mes? No, no tengo 500 dólares. Listo, ya tenés de toda esa masa de gente a la que impactás con tus contenidos ya tenés un 80% que no pagaría. Y aunque tuviera quizás no pagaría o tal vez ni tiene para pagar. Claro, pero la gente que ya te contacta, es gente que sabe lo que vos cobras por lo que ofreces y está dispuesta a pagarlo. Estás ganando muchísimo, te estás sacando encima un montón de gente que no va a ser cliente tuyo. Por más que ocultes el precio, nunca va a ser.
La clásica, ah, y estoy mirando, ah, y estoy buscando, ah, y estoy viendo, a ver, cualquier cosa te llamo. ¿Por qué? Y porque pensó que valía menos, entró, vale más y se va. Es muy sencillo como eso. Hay mucha gente que tiene esto de que le da miedo preguntar. No, o sea, miedo no es la palabra, pero no le gusta preguntar. Podría decir, si pregunto el precio es como que me siento obligada o obligado a comprar. Por eso la clásica frase, su pregunta no molesta, porque el que pregunta siente como que está molestando. Y además siente la ansiedad del vendedor o por lo menos del esquema, del avatar, del esquema de vendedor que uno tiene en la cabeza. Siente esa ansiedad del vendedor por vender. Si le pregunto el precio ya es como que ya me agarró. Entonces más vale, no, me voy a otro lugar o lo averiguo de otra manera. No sé, que no sepa que soy yo.
No te pasó mil veces nos pasa, que vemos una vidriera, un escaparate, como dicen en otros lugares. Y como no está el precio, no entramos porque tenemos esa cosa que si entro y le pregunto cuánto cuesta, no sé, esta camisa me la va a querer de prepo vender. Y yo no tengo ganas de que me cargo así en comprar la camisa. No, no, no, yo si está más o menos el precio que yo quiero, bueno, entro y pregunto y me la pruebo, me la mido y listo. Y si no, fuera. Esto lo tenés que tener muy en cuenta también.
Y nada más, qué más querés que te diga, hay diez mil otras cosas para decir. Pero básicamente lo que tenemos que hacer es sacarnos ese mindset, esa forma de pensar del siglo pasado, de mitad del siglo veinte. Esa cosa de que al parecer una venta o un buen un buen vendedor es aquel con la habilidad y la capacidad de poner trampas. No le digo el precio, así entra. No le digo tal cosa, así se confunde. No, eso no era venta, eso era estafar a la gente. Y durante mucho tiempo la estafa o la venta fue sinónimo de estafas, fue sinónimo de venderte algo que no necesitabas. Fue sinónimo de la letra chica en los contratos, fue sinónimo de no darte toda la información hasta que lo habías pagado.
Bueno, afortunadamente, y eso cada vez pasa menos porque hay muchísima información, hay redes sociales, hay gente que se queja, hay gente que exige que respeten sus derechos, hay gente que exige que las cosas se tengan claro y esto lo tenés que saber. Por lo tanto, si tu visión de vender es esta visión de la década del 50 o del 70 o del 80 donde vender era entre comillas engañar o decir parte de la verdad, sacátelo de la cabeza.
No vas a vender más porque ocultes tus precios. No vas a vender más porque obligues a la persona a entrar en tu negocio. Al contrario, vas a vender menos.
Gracias. Muchísimas gracias por escuchar este episodio. Nos volvemos a encontrar mañana jueves. Adiós y ponete en acción, que el tiempo, el tiempo no perdona.
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