1823 Vender aspiradoras VS vender limpieza.

Estuve a punto de no comprar una aspiradora que necesitaba, simplemente porque el vendedor no supo vendérmela. Hoy, miércoles 6 de agosto de 2025, episodio 1823, te cuento esta historia real para que descubras si estás perdiendo ventas por no mostrar lo que de verdad importa.

Bienvenid@s a otro episodio.

Bienvenida y bienvenido a marketing para gente como uno.

Soy Carlos Malfatti, Consultor de Marketing y nos encontramos otra vez para hablar de Marketing, Emprendimiento, Redes Sociales, Contenidos, Publicidad y todo lo que tenés que saber para llegar a más personas, captar más clientes y vender más en internet.

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Quise comprar una aspiradora de mano y no la compré porque el bolas tristes que la vendía no me mostró si funcionaba. ¿Te da risa? Ojo, que capaz estás haciendo lo mismo y por eso perdés clientes. Te cuento mi experiencia real de esta semana para que veas, con un ejemplo clarísimo, por qué tenés que dejar de vender características y empezar a vender la solución.

La anécdota de la aspiradora de mano.

El episodio del lunes, donde te decía que tenés que dejar de obsesionarte con el producto y pensar en el cliente, me vino como anillo al dedo. Porque lo que te comenté el lunes, me pasó a mí el martes.

El problema: las migas y la idea de «Don Aspiradora».

Tengo unos mantelitos individuales muy pitucos, muy pipí cucú, pero son como un enrejado de plástico y las migas chiquitas pasan de largo. Cuando levanto el mantel, la mesa de vidrio queda toda sucia y se nota de los dos lados. Ahí pensé: «Pucha, necesitaría una aspiradora de mano».

Y la idea creció. Se me ocurrió que también me serviría para aspirar el auto, que a veces es una mugre, y para limpiar el riel del portón del garage donde se junta tierra. Yo ya me veía como «Don Aspiradora», contento por la vida, limpiando todo lo que nunca pude limpiar por no tener una de esas, sin cables, de acá para allá.

La frustración: vendedores que solo muestran características.

Con la idea ya en la cabeza, me fui a Mercado Libre a ver precios y modelos, porque no entiendo un pomo de aspiradoras de mano. Encontré varias, pero todas con fotos y especificaciones técnicas. Yo ya pensaba «no me digas que no voy a poder saber si limpian de verdad».

Hasta que, ¡wow!, encontré publicaciones con video. Dije «por fin se están avivando». Necesito verla en funcionamiento para decidir si la compro. Pero cuando le di play… ¡ay, Dios santo! La misma gilada que decían por escrito, la misma boludez que estaba en las fotos de la caja, me la repetían en el video: «Voltaje 220, potencia 600W, cable de 2.7 metros…». Una cagada. ¿Y sabés qué pasó? No compré nada, me frustré y me dio bronca.

La solución: un video que muestra cómo se limpia.

No puedo entender que no te muestren el producto funcionando. Me pasó hace tiempo con una bordeadora a batería: la terminé comprando en Mercado Libre gracias a un video que encontré de un tipo en Filipinas, o no sé dónde corno era, que se tomó el laburo de grabarse mientras cortaba el pasto.

Bueno, una de cal y una de arena. Mientras preparaba este episodio, seguí buscando y ¡aleluya! Encontré un negocio que sí puso un video de cómo limpia la aspiradora. Y a ese se la voy a comprar, aunque salga un poco más cara. Se lo merece, porque está realmente resolviendo mi problema.

La lección: no vendas el producto, vendé el resultado.

Estos tipos de las primeras publicaciones perdieron una venta por obsesionarse con su producto: que el filtro es así, que el motor es asá… Cosas que, al principio, a la gente no le interesan. Yo no quiero comprar una aspiradora de mano, quiero limpiar la mugre del mantel, los rincones del auto y los lugares donde la aspiradora grande no llega o me da fiaca sacarla.

Si el vendedor se hubiera metido en mi cabeza (y no soy único, estas cosas las piensa mucha gente), se cansaría de vender. Pero no, hacen lo de todo el mundo: «Aspiradora de mano, no te la pierdas».

Vender características espanta a los clientes.

Además, si te ponés a vender características, confundís y espantás a la gente. Yo estaba casi con la tarjeta en la mano, y el tipo me dice «potencia 60W». Yo pienso: «Uy, seguro que hay una de 80W y es mejor». «Batería dura 8 horas». Y yo: «La puta madre, seguro que hay una que dura 10». Y así me voy a buscar otra.

En cambio, si en vez de llenarme la cabeza con datos inútiles me decís «esta aspiradora levanta lo que quieras, hacés clic y limpiás todo», la compro. Ya ni me importa la potencia del motor o el largo del cable, porque es lo que estoy buscando. ¡A ver si se avivan de una buena vez!

La tarea: metete en la cabeza de tu cliente.

Este es un ejemplo real, pero no importa si no vendés aspiradoras. Pensá qué le solucionás vos a la gente que te va a pagar. Hablale de sus problemas, metete en su cabeza, tratá de entender cómo es su día y por qué tendría que abrir la billetera por vos.

Cambiá tu narrativa, tu marketing y tus contenidos. Dejá de hablar de vos y hablale al cliente de sus problemas. De eso se trata.

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