1801 No es lo que te gusta, es lo que tu cliente quiere.

Hoy es lunes, 7 de julio de 2025, y en el episodio 1801 hablamos del error más caro que comete un emprendedor: crear un negocio basado en lo que le gusta, en lugar de lo que el mercado necesita y está dispuesto a pagar. Te cuento el caso real de una consultoría que te va a servir para validar tu idea de negocio antes de que sea demasiado tarde y te quedes sin tiempo y sin guita.

Bienvenid@s a otro episodio.

Bienvenida y bienvenido a marketing para gente como uno.

Soy Carlos Malfatti, Consultor de Marketing y nos encontramos otra vez para hablar de Marketing, Emprendimiento, Redes Sociales, Contenidos, Publicidad y todo lo que tenés que saber para llegar a más personas, captar más clientes y vender más en internet.

Soy Carlos Malfatti, consultor de marketing, y si querés mejorar tu vida mejorando tu negocio gracias al marketing, contactame en https://carlosmalfatti.com.

🎵 Música: «Golden Sunrise (Instrumental)» de Josh Woodward. Descarga libre y licencia Creative Commons Attribution 4.0 en https://www.joshwoodward.com/song/GoldenSunrise.

¿Tenés una idea de negocio que te apasiona pero no vendés un pomo? En este episodio, te explico el error más común y doloroso del emprendedor: por qué no alcanza con tu pasión y cómo diferenciar un hobby caro de un negocio de verdad. Aprendé a validar tu idea con el mercado y a vender lo que tus clientes realmente quieren y pueden pagar.

Tu pasión no es un negocio si el mercado no la valida.

Hola, ¿cómo va? ¿Tenés una idea de negocio que te parece brillante, que te apasiona, pero la implementaste y no vendés un pomo? Es probable que estés cometiendo el error más común y doloroso de todos. Hoy te cuento por qué no alcanza con tu pasión y cuál es la diferencia entre un hobby caro y un negocio de verdad. Quedate porque esto te va a interesar.

Soy Carlos Malfatti y arrancamos un nuevo episodio de Marketing para gente como uno. Hoy es lunes 7 de julio de 2025, el episodio es 1801. Vengo a hablarte de una de esas verdades que duelen pero que te salvan el pellejo: tenés que aprender de una vez que no es lo que te gusta, es lo que tu cliente quiere y puede pagar. Este es un gran error.

Para mejorar tu vida necesitás guita. Para ganar guita, cuando tenés un negocio, debés vender. Y para vender, como no estamos en 1980, donde alcanzaba con abrir la puerta, tenés que hacer marketing, porque la competencia es feroz. Como digo en cada episodio, todos venden lo mismo que vos, de la misma manera, en los mismos canales, dicen lo mismo, etc.

El caso real: orgullo sin validación, un hobby caro.

Vamos entonces al episodio de hoy, que viene de un caso real. Surgió de una consultoría que hice hace unos días, donde me contactó un cliente profesional frustrado porque no estaba vendiendo lo que él creía que debía vender. Para él, su servicio era espectacular, le había metido un montón de horas, estaba orgulloso. Viste cuando te ponés a ofrecer un servicio, investigás un plan de negocio, el diseño de servicio, etc. Pero después de charlar un rato, mi diagnóstico fue claro y brutal para él.

¿Qué ocurrió? Él estaba empecinado en vender lo que le gustaba hacer y no lo había validado. No había investigado si las personas querían ese servicio y, en segundo término, si estaban dispuestas a pagar. Esto es demasiado común, no solo en servicios, también en productos. Lleva a muchos emprendedores al fracaso. Y a veces, ojo, no es culpa del emprendedor.

Mucha gente insiste con esto de «seguir tu pasión» y «hacer tu negocio». «Si brindás calidad, la gente va a venir». Pero que vos seas apasionado, que te guste algo, que seas un buen carpintero, un buen herrero, un excelente diseñador web, no implica que la gente te va a comprar solo por tu pasión. Tenés que recordar lo que digo en cada episodio: somos solucionadores de problemas. La gente tiene problemas y nosotros, con nuestros productos y servicios, los solucionamos. Pero si no hay nadie interesado en esa solución, no vas a vender.

El peligro de ignorar los cambios del mercado.

Esto no solo le ocurre a emprendedores. Hay grandes ejemplos de empresas que se empecinaron en seguir con un modelo de negocio obsoleto. Casos como Kodak o Blockbuster. Ellos tenían un excelente negocio, pero las cosas cambiaron, el contexto cambió, cambiaron los consumidores y se fueron a pique. Esto te puede pasar a vos, ya sea cuando lanzás un nuevo producto o servicio sin validar, o cuando venís haciendo las cosas de una manera y no estás viendo que el mercado viene cambiando. Si no te avivás a tiempo, te van a llevar puesto.

Esto está muy relacionado con el marketing. Insisto, hice un episodio la semana pasada diciendo que en algún momento el marketing podía ser hasta algo opcional. Siempre me refiero a 1980, previo a internet, donde uno abría un negocio y tenía clientes. Tenías que hacer las cosas muy mal porque la competencia era muy baja. Eso hoy no es así. Y muchos negocios no se avivaron.

La pandemia fue una bisagra, un ejemplo de mucha gente que no se adaptó al contexto, que venía haciendo las cosas de la misma manera, y cuando vino el desastre, quebraron. O bajaron sus ingresos, su rentabilidad, o tuvieron que apresurarse a cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos. Es muy importante.

Cuando vas a lanzar un producto o servicio, no necesariamente tiene que ser algo que te guste a vos. Uno siempre trata de hacer una actividad o crear un producto porque le gusta. Vos te dedicaste toda la vida a cocinar y ponés un restaurante, querés cocinar y hacer platos ricos porque es lo que aprendiste, lo que te gusta. Ese es el primer paso. Tenés que validarlo.

Yo, como consultor de marketing, tengo muchas cosas que me gustaría hacer. Pero si lo que yo propongo no le interesa a nadie o la forma en que lo propongo, evidentemente no voy a poder vivir de esto. Por eso es esencial.

El test de la billetera: ¿están dispuestos a pagar?

Hay otro elemento más que hay que considerar. No solamente que la gente demuestre interés por lo que ofrecés, sino que también demuestre interés en querer pagarlo y además tenga con qué pagarlo. Porque podés ir a vender autos a un país y toda la gente interesada, les encanta tu auto, querrían comprarlo, pero si no tienen plata, no lo van a poder comprar. Son elementos que hay que tenerlos en claro.

Muchas veces uno comenta: «Ay, qué buena idea, sí, me encanta. Yo te lo compraría». Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Y atención: esto no significa que tengas que resignar, ofrecer lo mismo que los demás o bajar la calidad de tu propuesta o no innovar. No. Significa que tenés que crear un sistema para validar lo más pronto posible, invirtiendo lo menos posible en dinero, tiempo, trabajo y esfuerzo.

Validá tu idea con un producto mínimo viable.

¿Cómo podés evitar esto de lanzarte, invertir mucho tiempo en una idea y después darte cuenta de que el mercado te pega un cachetazo porque a nadie le interesa? Primero, hacé un pequeño estudio de mercado para ver si hay interés.

En segundo término, lo que denomino y no falla nunca: el test de la billetera. Hacé una versión mínima viable. Imaginá que querés crear un curso de cómo diseñar contenido para redes sociales con inteligencia artificial. No hagas todo el curso (49 clases con todo el contenido). Hacé una mini clase, un pequeño webinar, y salí a ofrecerlo. A ver, no solamente si hay interés, sino si te lo pagan. Si alguien saca la billetera y paga, vas por buen camino.

Lo más importante (y de esto voy a hablar el día jueves): a veces no es necesario inventar nada. No digo que esté todo inventado, siempre se puede mejorar. Pero cuando te vas a dedicar a una actividad, fijate quién está ofreciendo lo mismo o algo parecido. Fijate cómo podés mejorar lo que ya está.

Un ejemplo clásico: redes sociales. La gente de Meta, Mark Zuckerberg, vio lo que hacían otras redes, como Snapchat, y le copió todo. Y le funcionó maravillosamente bien en Instagram. De esto vamos a hablar el jueves. A veces, el camino más simple es el directo: ver qué ofrece otro y decir «bueno, esto funciona». ¿Por qué? Porque ese negocio vive de solucionar el problema de esta manera. No lo voy a copiar idéntico, pero voy a ver cómo puedo mejorarlo, hacerlo un poco diferente o meterle mi marca personal, la historia de mi negocio. Es una muy buena manera de evitar este error que mucha gente comete de salir al mercado a ofrecer lo que ellos quieren sin considerar lo que realmente los potenciales clientes demandan, la solución que están buscando. Así que ¡atentí con esto!

Si estás por emprender, no te tires de cabeza pensando que tenés una idea maravillosa, novedosa, que vas a romper el mercado. Tratá de validar que lo que tenés en mente, hay gente que lo quiere, que está dispuesta a pagar por eso, y que además tiene con qué pagar. De lo contrario, no vas a tener jamás un negocio. Simplemente vas a tener una idea que, por más interesante que parezca, si el mercado no te la valida, es lo mismo que no tengas ninguna idea porque no vas a poder monetizarla.

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